lunes, 6 de mayo de 2013

Ella lo mato

Lecro se aleja de la fiesta frugal y se deja caer en una hamaca de Morroa guindada entre dos arboles cercanos al río, revisa las fotos de su cámara y escribe en su libreta algún texto que parece ilegible, pero parece que algo le inquieta y su mano escribe:

Ya no hay más lluvia, el sonido lejano de la guitarra es más nítido ahora, quien fuera ese que canta allá, estoy buscándote en medio de este día gris, las nubes plateadas y obscuras me desgarran y la humanidad no hace parte de mi recuerdo cercano. Por estas horas la vida es tan solo una huella, una cobija de retazos, de dolores,  de angustias y de risas. Este no es el tiempo de reincorporarse a dar la batalla. Mis manos congeladas matarían esquimales con solo unas caricias.

Ella, mientras tanto, dibujando los astros de alguna nueva vía láctea en el techo, sacando la ropa una y mil veces del armario para organizarla, maldiciendo, como un vampiro, la primera luz del día. Hoy, como de costumbre, ella sigue mordiendo su lengua como si fuese un chicle, con la mirada enganchada en algún rincón de la habitación mientras analiza, en el laberinto borgiano, tantas cosas que la realidad se termina deformando en un mosaico de pequeñas vidas paralelas.
El río también parece detenido, congelado y yerto, y los chicos que pasan en sus bicicletas como flechas a mi lado me resultan figuras confusas y psicodélicas. Una bulla destemplada y chillona sale de un altavoz anunciando un número de alguna lotería. Compulsivamente reviso mis bolsillos en busca del billete ganador pero solo me encuentro que estoy algo más sólo de lo que suponía. Enciendo mi reproductor de música en busca de romper el muro que ella me impone. Ajusto mis audífonos nerviosamente y lo primero que sale es Celeste Carballo cantando Un viejo Blues: “pero aquí estoy  tan sólo en la vida que mejor me voy”, el piano se empina delirante compitiendo con su voz que retumba casi desgarrada con: “no sé porque me imagine que estábamos unidos y me sentí mejor”. Y me pregunto: ¿por qué diablos sale esta canción de entre 1356 que tengo en la memoria?

Miro una bandada de pericos verdes en viaje a sus refugios mientras me suda la frente y detrás del cuello, y de inmediato doy click para avanzar y la música resulta más relajante: “… Donde quiera que estés te gustará saber que por flaca que fuese la vereda no malvendí tu pañuelo de seda por un trozo de pan y que jamás, por más cansado que estuviese abandone tu recuerdo a la orilla del camino y por fría que fuera mi noche triste no eche al fuego ni uno solo de los besos que me diste…” Agradezco tener al maestro Serrat siempre listo para salvarme de entre mis más lamentables estados de ánimo. 

Abarrada Mompox - www.fotopaises.com
Los arboles aun humedecidos por la lluvia pasada reciben ahora a iguanas y ardillas que se pasean por sus ramas y yo siento que quiero café, un café doble para seguir contemplando el nuevo panorama, me acerco a una de las mesas y hago mi pedido. El mesero me trae el periódico del día y con una sonrisa socarrona me señala un pequeño titular en el extremo superior derecho de la primera página: “El Pez muere por su boca”. En principio solo agradezco y sigo mirando la vida que transita entre las ramas de los árboles de enfrente, el río que ya no me parece congelado y a una chica de cabello rojo y vestida con ropa ceñida al cuerpo, que ensaya algún baile con un instructor que la seduce. Vuelvo mi vista a la mesa y mi curiosidad se despierta: “El Pez muere por su boca”- Pagina 2, Sección Vida de Hoy. Abro el periódico y allí está la nota.
“En hechos ocurridos en Sao José do Rio Preto, municipio brasileño ubicado en el interior del estado de São Paulo, perteneciente a la región del mismo nombre, al noroeste de la capital del estado, una mujer que responde al nombre de Andrea Aparecida Nacimento, agobiada por las infidelidades y quien sabía perfectamente de la afición sexual de su marido por practicar el  sexo oral,  decidió matarlo haciendo lo que tanto disfrutaba: le ofreció su vagina impregnada de un potente veneno. En cuanto el marido se acercó a la fruta del pecado, noto un amargo sabor diferente al de otras ocasiones en su compañía, aun sin sospechar siquiera que la manzana estaba envenenada;  la mando a lavarse sus partes, sin embargo mientras la mujer hacia su higiene confeso su treta. El hombre se fue corriendo al hospital Fundación Getulio Vargas, a donde llegó con parálisis en la lengua, coloración azulacea de cara y uñas y dificultad para respirar que, a la postre, degeneraron en un paro respiratorio y no pudieron salvarle la vida. Ahora la susodicha ha sido acusada de homicidio y se encuentra tras las rejas a la espera del juicio.”
Imagen www.klika.mx


Al llegar mi café el mesero noto mi sorpresa, yo solo leía de nuevo y bebía despacio. Decididamente el pez muere por la boca pero resulta claro que…  Ella lo mato.

(idea tomada de http://www.soitv.com/ella-lo-mato-por-su-adiccion-al-sexo-oral/)

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