lunes, 20 de mayo de 2019


Lecro y el ave bioluminiscente

Después del viaje por el río Lecro regresa al pequeño pueblo cuando el sol va desapareciendo en el telón de fondo del cielo con rastros multicolores. Al desembarcar se siente cansado y antes de llegar al hotel se detiene en una tienda a buscar un refresco y en la puerta de la nevera sonríe para sí mismo al ver allí seis cervezas tan frías que parecen vestidas con velo de novia. No era necesario ni siquiera dudarlo, era algo así como una respuesta a lo que el subconsciente le venía sugiriendo.

Ya en el hotel acomodó su preciado cargamento en la pequeña fresquera de su habitación, se quitó las botas humedecidas y embarradas y se dio un baño. Pidió algo de comer, prendió el televisor y se aburrió rápidamente al ver los noticieros y la programación de otros canales a esa hora. Destapó una cerveza, apagó el televisor y abrió la puerta de su cuarto para recibir el pedido de comida.

Después de comer busco la memoria USB en el morral aunque primero encontró las galletas dulces que dejó destapadas y ahora visitadas por hormigas “candelilla”, pequeñas pero de mordida contundente. Corrió hasta el lavamanos con hormigas y galletas despotricando y quejándose de dolor mientras el agua le ayudaba a vaciar las hormigas por el sifón. Terminado el incidente vació el morral sobre el suelo de la ducha con temor de hallar nuevas sorpresas y por fin encontró la memoria así como las pastillas antialérgicas de loratadina que cargaba siempre. Tomo rápidamente dos pastillas y puso la memoria USB en el reproductor de música.

Destapó una nueva cerveza y se acomodó en un sillón a escuchar la alegre entrada de Enya en 'Orinoco Flow'. El efecto de la música lo empezó a transportar en una sensación extraña a una especie de sueño y claro, la mezcla de antialérgicos y cerveza hacían lo suyo. El efecto no lo entendía bien pero le agradaba. Después empezó a sonar 'Caribbean Blue’, más lenta la música, más coros, los ojos entrecerrándose y la cerveza en sus manos a punto de acabarse. Tenía la intención de levantarse por otra pero, simplemente, no podía.
La auto hipnosis llego a su punto cuando escuchó la primera estrofa de 'It´s in the rain’:   
 Every time, the rain comes down
Close my eyes and listen
I can hear the lonesome sound
Of the sky, as it cries

(Cada vez que, la lluvia cae / Cierro mis ojos y escucho / Puedo escuchar el sonido solitario del cielo, como llora)

Tal vez afuera estaba lloviendo, quizás no, pero Lecro parecí no estar ya en el caluroso pueblo del Caribe Colombiano sino en un lugar desconocido. Era también de noche y se iba alejando en la oscuridad pero podía ver todo perfectamente aún en medio de la lluvia, las hojas de los árboles moviéndose como un mar en calma mientras caminaba.

Llegó a una pequeña colina cubierta de pequeña flores de variados colores, se sentó, seguía lloviendo, miró desprevenidamente al cielo y no encontró nubes, sólo esa extraña  noche sabrá por qué, pero nunca había visto el cielo cargado de estrellas en medio de un aguacero, una luz titilante entre azul y blanca lo distrajo y a medida que se acercaba a él tenía la sensación de estar observando una luciérnaga gigante. Era un búho de vuelo bioluminiscente cuyo brillo en la alas se disipó cuando se posó cerca de Lecro, quien no estaba asustado pero si muy sorprendido revisando la curiosidad de éste ser.

El búho esperó a que la atención de Lecro se fijara en sus ojos. Cuando las miradas se cruzaron el mensaje el búho llegó nítido a la mente de Lecro: “Estás en el territorio de la paz y la armonía, estás en Evana y aquí volverás cuando requieras descansar y retomar fuerzas. No hay mapas ni vehículos conocidos por ti para llegar de nuevo, pero para regresar tu mente y tu cuerpo lo sabrán. Aquí en Evana trabajamos para que en tu mundo la vida perdure y sabemos que también tú lo haces desde allá. Sigue adelante, cuida la vida, la fauna, la flora, el agua, la tierra. Por ahora duerme y vuelve a tu mundo, hasta siempre”.