Lecro y el ave
bioluminiscente
Después
del viaje por el río Lecro regresa al pequeño pueblo cuando el sol va
desapareciendo en el telón de fondo del cielo con rastros multicolores. Al desembarcar
se siente cansado y antes de llegar al hotel se detiene en una tienda a buscar
un refresco y en la puerta de la nevera sonríe para sí mismo al ver allí seis
cervezas tan frías que parecen vestidas con velo de novia. No era necesario ni
siquiera dudarlo, era algo así como una respuesta a lo que el subconsciente le
venía sugiriendo.
Ya
en el hotel acomodó su preciado cargamento en la pequeña fresquera de su
habitación, se quitó las botas humedecidas y embarradas y se dio un baño. Pidió
algo de comer, prendió el televisor y se aburrió rápidamente al ver los
noticieros y la programación de otros canales a esa hora. Destapó una cerveza,
apagó el televisor y abrió la puerta de su cuarto para recibir el pedido de
comida.
Después
de comer busco la memoria USB en el
morral aunque primero encontró las galletas dulces que dejó destapadas y ahora
visitadas por hormigas “candelilla”, pequeñas pero de mordida contundente.
Corrió hasta el lavamanos con hormigas y galletas despotricando y quejándose de
dolor mientras el agua le ayudaba a vaciar las hormigas por el sifón. Terminado
el incidente vació el morral sobre el suelo de la ducha con temor de hallar
nuevas sorpresas y por fin encontró la memoria así como las pastillas antialérgicas
de loratadina que cargaba siempre.
Tomo rápidamente dos pastillas y puso la memoria USB en el reproductor de música.
Destapó
una nueva cerveza y se acomodó en un sillón a escuchar la alegre entrada de Enya en 'Orinoco Flow'. El efecto de la música lo empezó a transportar en
una sensación extraña a una especie de sueño y claro, la mezcla de antialérgicos
y cerveza hacían lo suyo. El efecto no lo entendía bien pero le agradaba. Después
empezó a sonar 'Caribbean Blue’, más
lenta la música, más coros, los ojos entrecerrándose y la cerveza en sus manos
a punto de acabarse. Tenía la intención de levantarse por otra pero,
simplemente, no podía.
La
auto hipnosis llego a su punto cuando escuchó la primera estrofa de 'It´s in the rain’:
Every time, the rain comes down
Close my eyes and listen
I can hear the lonesome sound
Of the sky, as it cries
(Cada
vez que, la lluvia cae / Cierro mis ojos y escucho / Puedo escuchar el sonido
solitario del cielo, como llora)
Tal
vez afuera estaba lloviendo, quizás no, pero Lecro parecí no estar ya en el
caluroso pueblo del Caribe Colombiano sino en un lugar desconocido. Era también
de noche y se iba alejando en la oscuridad pero podía ver todo perfectamente
aún en medio de la lluvia, las hojas de los árboles moviéndose como un mar en
calma mientras caminaba.
Llegó
a una pequeña colina cubierta de pequeña flores de variados colores, se sentó,
seguía lloviendo, miró desprevenidamente al cielo y no encontró nubes, sólo esa
extraña noche sabrá por qué, pero nunca había
visto el cielo cargado de estrellas en medio de un aguacero, una luz titilante
entre azul y blanca lo distrajo y a medida que se acercaba a él tenía la
sensación de estar observando una luciérnaga gigante. Era un búho de vuelo bioluminiscente
cuyo brillo en la alas se disipó cuando se posó cerca de Lecro, quien no estaba
asustado pero si muy sorprendido revisando la curiosidad de éste ser.
El
búho esperó a que la atención de Lecro se fijara en sus ojos. Cuando las
miradas se cruzaron el mensaje el búho llegó nítido a la mente de Lecro: “Estás
en el territorio de la paz y la armonía, estás en Evana y aquí volverás cuando requieras descansar y retomar fuerzas.
No hay mapas ni vehículos conocidos por ti para llegar de nuevo, pero para
regresar tu mente y tu cuerpo lo sabrán. Aquí en Evana trabajamos para que en tu mundo la vida perdure y sabemos que
también tú lo haces desde allá. Sigue adelante, cuida la vida, la fauna, la
flora, el agua, la tierra. Por ahora duerme y vuelve a tu mundo, hasta siempre”.